Salud

Teijeiro: “Tenemos un brote de sarampión que no estamos pudiendo controlar”

El médico infectólogo atribuye la actual situación a "la baja cobertura de vacunación", en un país que en el año 2000 había sido declarado libre de sarampión. "Estamos viendo reemergencias de enfermedades que creíamos superadas", alertó.

Integrante del Comité Organizador del Congreso de Infectología 2025 realizado en Mar del Plata e investigador clínico del Hospital Pirovano de la Ciudad de Buenos Aires, el doctor Ricardo Teijeiro advirtió sobre la reemergencia de enfermedades que se creían controladas y subraya la necesidad de retomar la cultura del control médico y la prevención.

En diálogo con Mesa Chica, el programa de streaming de Canal 8 y LA CAPITAL, el infectólogo Ricardo Teijeiro no ocultó su preocupación: “Estamos frente a un brote de sarampión que no estamos pudiendo controlar”. La advertencia no es menor: en un país que en el año 2000 había sido declarado libre de sarampión, el regreso de esta enfermedad encendió luces rojas en el ámbito sanitario. La causa principal, según Teijeiro, es la caída sostenida en las coberturas de vacunación. “La gente dejó de vacunarse”, resumió el médico.

La entrevista tuvo lugar tras su participación en el Congreso Nacional de Infectología, donde especialistas de todo el país compartieron experiencias y alertas. “La infectología es una especialidad horizontal”, explicó. “Nos atraviesa a todos: clínicos, ginecólogos, pediatras. Y estamos viendo reemergencias de enfermedades que creíamos superadas”.

Los datos lo confirman. El repunte de sífilis, gonorrea y VIH —esta última considerada por Teijeiro como una pandemia persistente— no es exclusivo de la Argentina. Pero aquí se agrava por un sistema de salud fragmentado, la falta de campañas sostenidas y una disminución notoria del acceso a controles médicos básicos. “El Covid potenció muchos de estos problemas, pero no los creó”, advirtió. “Las coberturas vacunales ya venían cayendo antes”.

El caso del sarampión es ilustrativo. Aunque controlado por décadas gracias a la inmunización sistemática, hoy resurge porque muchas personas no están vacunadas o no completan el esquema. El virus no circulaba localmente, pero bastó con que un viajero lo trajera desde algún país donde sigue activo -como Estados Unidos o naciones europeas- para que se encendiera la mecha. “Cuando estamos todos vacunados, el virus no tiene a quién infectar. Pero cuando bajan las coberturas, se abren puertas”, explicó el infectólogo.

Para cortar la cadena de transmisión, el calendario oficial incluye una dosis al año de vida y un refuerzo entre los 4 y 5 años. En el contexto actual, se recomienda además una dosis extra entre los 6 meses y el año, que no cuenta para el calendario pero ofrece protección temporal. Y todo adulto mayor de 5 años debe acreditar dos dosis. Sólo los nacidos antes de 1965 están exceptuados, porque se supone que tuvieron contacto natural con el virus.

Reforzar campañas de vacunación

La situación no se limita al sarampión. El descenso de temperaturas y la alta circulación viral ponen en juego otras amenazas. Virus respiratorios como la gripe, el sincicial (principal responsable de la bronquiolitis) y el propio Covid se propagan con facilidad en ambientes cerrados. “Para muchos pueden ser cuadros leves, pero para las personas con factores de riesgo -niños pequeños, embarazadas, adultos mayores, inmunosuprimidos- pueden derivar en hospitalización e incluso muerte”, advirtió Teijeiro.

Por eso, insistió en reforzar las campañas de vacunación, muchas de las cuales son gratuitas y están disponibles en centros de salud. “La gripe, por ejemplo, tiene una vacuna anual, y ahora tenemos también una nueva vacuna para el virus sincicial. En embarazadas, protege al bebé durante los primeros meses de vida. Y para mayores de 60 años, puede evitar complicaciones graves”.

El Covid, por su parte, “vino para quedarse”, según el especialista. Ya no es pandemia, pero sigue siendo una enfermedad respiratoria presente. “Tenemos una vacuna de producción argentina, con la cepa que está circulando ahora, ideal para los refuerzos. Hay que seguir vacunando, sobre todo a los grupos de riesgo”.

En la conversación en Mesa Chica, Teijeiro abordó también una de las aristas más sensibles del debate post-pandemia: el escepticismo hacia las vacunas. “El Covid trajo algo extraño: todos empezaron a opinar de medicina”, ironizó. “Pero no hay una sola vacuna. Hay plataformas distintas, con diferente eficacia y seguridad. No se puede generalizar”.

Para el infectólogo, negar la evidencia científica -como lo hacen algunas figuras públicas que promueven teorías conspirativas- es una amenaza real. “Erradicamos la viruela con vacunas. Controlamos la rubéola, el sarampión. Las vacunas salvaron millones de vidas. Que alguien diga lo contrario desde un lugar de influencia, como hizo Trump con sus teorías sobre el virus chino, es gravísimo”.

Otra preocupación creciente en el ámbito de la infectología es la resistencia antimicrobiana. El uso indiscriminado de antibióticos, tanto en humanos como en la producción animal, está generando bacterias cada vez más difíciles de tratar. “La gente se automedica, interrumpe tratamientos, y en muchos casos los antibióticos se usan sin diagnóstico”, advirtió. A esto se suma la proliferación de gérmenes resistentes en hospitales, donde un paciente puede ingresar por una cirugía y complicarse por una infección intrahospitalaria.

En ese contexto, la higiene -en especial el lavado de manos- vuelve a ocupar un lugar central. “Y sin embargo, no está en las escuelas. Antes se enseñaba, hoy ya no. Falta educación sanitaria desde la infancia”, lamentó.

Acompañado por la infectóloga marplatense Cristina Miglioranza -a quien elogió profesionalmente-, Teijeiro subrayó la importancia de incorporar estos temas a la educación primaria y secundaria: prevención, sexualidad, higiene, cuidado del ambiente. “Son enfermedades sociales. No podemos hablar de salud pública sin hablar de educación”, dijo.

Medicina e Inteligencia Artificial

Al cierre de la entrevista, el infectólogo se mostró entusiasmado con el potencial de la inteligencia artificial en la medicina, pero con una advertencia clara: debe ser una herramienta del médico, no un reemplazo. “Hoy el paciente llega con lo que leyó en Google y se automedica. Eso es peligroso. La IA bien usada puede ayudarnos a hacer diagnósticos más rápidos y evitar estudios innecesarios. Pero alguien tiene que leer esos datos. Y ese alguien tiene que ser un médico”.

El mensaje final, con tono tranquilo pero firme, no dejó lugar a dudas: volver al control médico, no postergar la consulta, y revisar el calendario de vacunación. “Vacunarse no es un acto individual: es un acto colectivo. Cuando me vacuno, me cuido yo y cuido al otro. Eso hay que volver a entenderlo”, concluyó.

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